Tus acciones hablaron mas claro que tus palabras


Reconozco el poder de mis palabras, tanto para herir como para sanar. A través de mis años de vida he dicho muchas cosas bonitas que han hecho a los demás ver cuánto los amo; de la misma manera, he dicho cosas para dejar saber que no me agradan. De todas las cosas que he dicho y hecho, solo me arrepiento de una. Creo que fui demasiado honesta contigo, tal vez no estabas listo para aceptar la realidad y por eso decidiste reaccionar de la manera en la que lo hiciste. Créeme, eso me demostró muchas cosas de ti, me abrió los ojos y a pesar de todo lo que me demostraste y me dijiste, me quedé ahí para ti, aunque ya tú no querías ser parte de mi vida.
          Recuerdo que te dije ¨Ella piensa que me estás usando; que juegas con mis sentimientos y que, si verdaderamente me amas, hubieses dejado a tu novia para estar conmigo”. Estaba molesta, no porque pienso que sea verdad, sino ella piense que tú eres ese tipo de persona. Me gritaste y me insultaste. Nunca pensé que reaccionarías de esa manera. Si hubiese sabido que ibas a reaccionar de esa manera, jamás te lo hubiese dicho. Luego pasaste la página y te quedaste a dormir en casa, pero aún no logro entender esa noche. Primero me decías que me amabas y luego decías que no me querías hablar y que estabas muy molesto conmigo por lo que te dije. Me tomabas de la mano y me acariciabas, pero luego te alejabas de mí y me ignorabas porque estabas molesto conmigo. Decías que eso ya estaba en el pasado, pero me decías que las cosas no eran iguales desde que te dije lo que ella me había dicho. No comprendí… no comprendo. La noche fue muy larga. Podíamos estar teniendo una buena conversación bajo las estrellas y de momento me hacías llorar porque estabas indignado por lo que te conté. Al otro día, salimos a caminar y actuabas igual que antes, pero me dijiste que teníamos que regresar porque te querías ir y le habías dicho a tu novia que te buscara en casa. Han pasado meses y aun no comprendo lo que sucedió esa noche. Te pedía que me hablaras y me explicaras por qué me culpabas a mí de lo que ella dijo sobre ti. Días más tarde me escribiste y me dijiste que me fuera al carajo, que no me querías volver a ver ni querías volver a escuchar de mí. Después de ese día, nada volvió a ser igual.
          Quisiera viajar atrás en el tiempo y decirte que estoy bien, que no pasa nada. Las cosas serían completamente diferentes. Quizás aun serías parte de mi vida y estuvieses aquí a mi lado; tal vez, hubieses dejado la relación tóxica en la que estás y te dedicaras a poner tu vida en orden. Es cierto que muchas cosas serían diferentes, pero iba a poder escuchar de ti todos los días y estarías ahí para mí en los momentos que más te necesito. Ya no se siente igual. El no tenerte para poder contarte de mi día, ni poder llamarte en cualquier momento porque necesito hablar con alguien que verdaderamente me conoce es doloroso. Te perdí por expresar mi coraje ante alguien que dijo algo que no era cierto. Te perdí porque no quisiste ver las cosas con claridad. Tal vez no escogí las palabras correctas para decírtelo, pero tú tampoco mediste tus palabras ni tus acciones. Quiero que sepas que, a pesar de todo lo que sufrí por tu partida, te sigo amando y extrañando, que hay días en los que me despierto y me quedo esperando por tu mensaje de buenos días y noches en las que no puedo dormir porque necesito escuchar tu voz. Te extraño y quisiera nunca haberte dicho la verdad sobre lo que sucedió ese día. Puede que en mi vida hayan entrado personas nuevas y ayuden a llenar ese vacío que dejaste, pero ninguna tiene ese je ne sais quoi que hacía que me encantaras tanto.

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